OR TESHUVA
  1. Origen de Hanuká
 

I
Origen de Hanuká

Introducción:

Hanukáh (חֲנֻכָּה, y sin puntuación diacrítica חנוכה) (Hanukkah en inglés) (Hanuká o Janucá en español), palabra hebrea que quiere decir: DEDICACIÓN o INAUGURACIÓN, por lo tanto es llamada “la Fiesta de la Dedicación” también conocido con el nombre de "la Fiesta de las Luces", es una festividad de origen judío que se celebra durante ocho días, y en la que se conmemora la derrota de los helenos y la recuperación de la fe judía a manos de los macabeos, y la posterior purificación del altar del Templo de Jerusalén de los ídolos paganos, en ella también se recuerda el milagro del candelabro, que ardió durante ocho días consecutivos con una exigua cantidad de aceite.

El vocablo hebreo "Hanuká" significa "inauguración" ó “dedicación” y tiene la misma raíz hebrea que "hinuj" (educación).   La festividad de las luminarias se festeja durante 8 días desde el 25 de Kislev hasta el 3 de Tevet lo que corresponde al décimo mes el cual cae en el calendario secular diciembre/enero.   Se le conoce especialmente como "Hanukáh" también como: fiestas de las luces, fiesta de las luminarias, fiesta de la dedicación.

Origen de la Fiesta

Bajo Dominio Sirio

Fue en la época del Segundo Gran Templo en Jerusalém, hace casi veintidós siglos, cuando tuvieron lugar los eventos que conmemoramos año tras año en Hanukáh.    El pueblo judío había regresado a la Tierra de Israel del Exilio Babilónico, y reconstruido el Gran Templo.  Pero siguieron sometidos a diversos poderes imperiales.  Primero el persa, y más tarde los ejércitos conquistadores de Alejandro Magno.    Con la muerte de Alejandro, su vasto imperio fue repartido entre sus generales. Tras una lucha por el poder que abarcó a todas las naciones del Medio Oriente, Israel se encontró bajo el dominio de la dinastía seléucida, reyes griegos que reinaban desde Siria.

Alejandro se inclina ante el Sumo Cohén

El Talmud cuenta que cuando Alejandro Magno y sus legiones conquistadoras avanzaron sobre Jerusalén, fueron recibidos por una delegación de ancianos liderados por Shimón "el Justo", Sumo Cohén (Servidor Mayor del Templo).   Cuando Alejandro vio acercarse a Shimón, bajó de su caballo y se arrodilló ante el Sabio judío.    Alejandro explicó a sus sorprendidos hombres que cada vez que salía a la batalla, tenía una visión.  Un hombre muy parecido al Sumo Cohén conducía sus tropas a la victoria.   Como muestra de gratitud, y con un profundo respeto por el poder espiritual de los judíos, Alejandro fue un gobernante bondadoso y generoso.  Canceló los impuestos judíos durante los Años Sabáticos cuando el trabajo agrícola queda suspendido por orden bíblica, y hasta ofreció animales para ser ofrendados en su beneficio en el Gran Templo.    Desafortunadamente, la historia habría de mostrar que los herederos de Alejandro no sabrían sostener su benevolencia.

El "Loco"

Si bien al comienzo la dominación seléucida fue más bien benigna, pronto habría de surgir un nuevo rey, Antíoco IV, quien libraría una sangrienta lucha contra los judíos, una lucha que amenazaría no solamente sus vidas físicas, sino también su existencia espiritual misma.   En el curso de la dominación griega, muchos judíos habían comenzado a abrazar la cultura griega y su modo de vida hedonista y pagana.  Estos judíos helenistas se convirtieron en garras dispuestas para el plan de Antíoco de borrar todo vestigio de la religión judía.   El Gran Templo fue invadido, profanado, y sus tesoros saqueados.   Un gran número de inocentes fue masacrado, y los supervivientes aplastados bajo el peso de intolerables impuestos.

Antíoco colocó un ídolo de Zeus sobre el sagrado altar, se auto proclamo Di-s ahí mismo, y obligó a los judíos a arrodillarse ante él o caso contrario la pena de muerte.   Asimismo, prohibió a los judíos la observancia de sus tradiciones más sagradas, como el estudio de la Toráh, el Shabbát y la circuncisión.   Antíoco hasta llegó a proclamarse el dios del Templo a sí mismo, tomando el nombre de "Antíoco Epifanes" - el divino.   Pero incluso sus propios seguidores se burlaban de él, llamándolo "Antíoco Epimanes" - el loco.

Jasón y Meneláos

Su nombre judío era Yoshúa.   Pero lo cambió, como lo hicieron muchos entre los helenistas, a Jasón.  Y ofreció a Antíoco un generoso soborno para destituir al Sumo Cohén y ser nombrado él para el codiciado cargo.   Era el comienzo del final de la integridad de los Cohaním (Servidores/Ministros) del Templo.    Logrando su objetico el ahora nuevo "Sumo Sacerdote" Jasón construyó un gimnasio junto al Templo, y se dispuso a corromper a sus correligionarios con costumbres paganas y conductas inmorales.    Muy pronto otro judío helenizado, Meneláos, superó a Jasón en su propio juego y compró el Sumo Sacerdocio con un soborno mayor, financiado con los utensilios de oro robados al Templo.    Jasón reunió entonces un ejército y atacó a Meneláos en la Ciudad Sagrada, asesinando a muchos de sus hermanos.   Antíoco interpretó esta escaramuza civil como una revuelta contra su trono y envió sus ejércitos a Jerusalén, saqueando el Templo y asesinando a decenas de miles de judíos. No fue la primera vez, ni la última, que la asimilación y la disputa trajeron calamidades sobre el pueblo judío.

Momento Crucial

En cada ciudad y aldea se erigieron altares con estatuas de los dioses y diosas de Grecia.   Los soldados reunían a los judíos y los forzaban a traer ofrendas y a someterse a otros actos inmorales usuales entre los griegos de entonces, todo aquellos judíos con una fe no sólida cedían fácilmente.   A medida que las tropas de Antíoco hacían sentir más la presión de su puño sobre la nación, los judíos parecían incapaces de ofrecer resistencia.   Fue en la pequeña aldea de ModiÝn, unas millas al este de Jerusalén, donde un aislado acto de heroísmo hizo girar la rueda y alteró el destino para siempre.    Matityahu, el patriarca de una de clase de los Cohaním, hasmoneo, dio un paso al frente para desafiar a los soldados griegos y a aquellos dispuestos a sus demandas.  

Apoyado por sus cinco hijos atacó a las tropas, castigó a los idólatras y destruyó los ídolos.   Al grito de "¡Mi la Ha’Shem eilái!" --¡Quienes están con Di-s, que me sigan!"-- él y un valiente grupo de partisanos retrocedieron a los montes, donde reunieron fuerzas para derribar la opresión de Antíoco y sus colaboradores.

Guerra de Guerrillas

El ejército de Matityahu, ahora bajo el mando de su hijo Yehudá Macabí, crecía a diario en número y fuerza.    Con el slogan bíblico Mi Kamoja Baelím, Ha’Shem ("¿Quién es como Tú, Di-s, entre los poderosos?"), iníciales de MAKABI, grabados en sus escudos, solían abatirse sobre las tropas sirias cubiertos por la noche y diezmar a sus opresores para luego regresar a su campamento en las montañas.   Siendo apenas 6000 hombres, derrotaron a un fuertemente armado batallón de 47000 sirios.    Enfurecido, Antíoco envió un ejército mayor aún, y en la milagrosa y decisiva batalla de Bet Tzur, las tropas judías resultaron victoriosas. De allí avanzaron a Jerusalén, liberaron la ciudad y recuperaron el Gran Templo.   Limpiaron de ídolos el Santuario, reconstruyeron el altar y se prepararon para reanudar el Servicio Divino.

El Milagro de la Victoria

Luego de tantas luchas y batallas contra un sistema, un imperio, un ejército, los macabeos siendo pocos logran una victoria contra muchos, una victoria tanto en el mundo natural como en el ambiente espiritual.   La intervención divina no se hizo esperar a favor de su pueblo, el remanente fiel.    La historia judía relata que hubo un milagro, parte central del servicio diario de La Casa del Santuario era el encendido de las brillantes lámparas del Gran Candelabro, la Menoráh.   Ahora, con el Templo a punto de ser reinaugurado, se dice que sólo se encontró una pequeña tinaja de aceite sagrado y puro, intacto, con el sello del Sumo Cohén verdadero.  Bastaba para un único día, y ellos sabían que el especial proceso necesario para preparar más aceite llevaría más de una semana.   

Se narra que sin dejarse amedrentar, con alegría y gratitud, los Macabeos encendieron las lámparas de la Menoráh con la pequeña cantidad de aceite y reinauguraron La Casa del Santuario.  Milagrosamente, como si fuera una confirmación del poder de su fe, el aceite no se consumió y las llamas brillaron durante ocho días completos, aunque este evento no se narra en la historia bíblica la tradición judía lo ha transmitido fielmente.   El libro de Macabeos describe, el milagro de la victoria por la mano de YAHWÉH, y una fiesta por ocho días celebró como si fuera la fiesta de Sukkót.   Al año siguiente nuestros ancianos sabios de aquel entonces proclamaron oficialmente la festividad de Hanukáh como una celebración a extenderse durante ocho días, como evocación perpetua de esta victoria contra la asimilación pagana, contra la persecución religiosa y contra el sincretismo religioso.

Registro de la Historia y de la Fiesta: Pasajes bíblicos

La historia sobre Hanukáh se encuentra en los libros deuterócanonicos de Makabím Alef/1 Macabeos 4:53-54 y 2 Macabeos 10:5, el cristianismo protestante no acepta estos libros y les llama “apócrifos” pues ellos dicen “no son inspirados”, ahora bien, ¿Cómo es posible que la iglesia protestante acepte confiadamente el canon del nuevo testamento autorizado por el concilio católico? Entonces ¿Por qué no puede aceptar los demás libros como parte de su Biblia protestante entre ellos El Libro de Macabeos?    El Canon del Nuevo Testamento cristiano consta de 27 libros.   En los tres primeros siglos se aceptaron en general pero no universalmente 7 libros, estos son: hebreos, Santiago, Cartas de Juan, Judas y Revelación, a estos libros en discusión se les llamo también “deuterócanonicos” en oposición a los protocanónicos de los que jamás se discutió o dudo su inspiración divina.  

Estos términos fueron introducidos en el siglo XVI por Sixto de Siena.   Es interesante notar que los protestantes llaman  deuterócanonicos a los libros apócrifos y apócrifos a los pseudoepigráficos.   Hasta finales del siglo IV existía un acuerdo casi absoluto y esto prevaleció hasta el Concilio Católico de Trento que considero recanonizar los 27 libros, si los protestantes aceptan el canon del nuevo testamento establecido por la iglesia católica, ¿Por qué no aceptan entonces el canon del Antiguo Testamento que ella misma estableció y si le quitan libros?   Dejémoslo a conciencia.   Tal vez el deseo de no verse “judaizantes” los haga no contar en su Biblia protestante con estos libros, tal vez el mirar como un grupo de judíos que no estuvo dispuesto se levantó para sacar el paganismo y la mundanalidad del pueblo de Di-s, ante tal historia se verían desenmascarados, se verían acusados de vivir hoy un cristianismo sincretista que se ha acomodado al mundo y al pecado.   1 y 2 de Macabeos de forma precisa nos narran estos acontecimientos acerca de Hanukáh,

Otro registro de la fiesta de Hanukáh se encuentra en el Testimonio de Yohanán/Juan 10:22, un significado profundo y espiritual nos encierran estos pocos versos de Yohanán que mencionan dicha fiesta, de ello hablaremos en otro tema.

Tradición hebrea

Esta festividad aunque no está registrada entre las fiestas de orden divino sino que forma parte de distintos hechos históricos que se dieron como base para ser instaurada como festividad cultural.   Esta fiesta por no aparecer en la Toráh, no se marca el término o vigencia de la misma, sin embargo no por eso no tiene valor o aplicación alguna, pues si El Eterno permitió que los ancianos de Israel la instituyeran sus propósitos divinos tendría.     En los países occidentales se acostumbra a entregar a los niños dinero de Hanukáh y regalos, por la influencia de los regalos que recibían los niños cristianos en este período del año, que comúnmente caía junto con la fiesta de vanidad cristiana llamada navidad.

Las mujeres acostumbran a no realizar ninguna tarea mientras las velas de Hanukáh permanecen encendidas.    Durante los ocho días de Hanukáh se recita en el "Sh’moné Esré" (la Amidá) y en el "Bircat Hamazón" (Bendición para después de las comidas), el Al Hanisim (ver Sidúr).    Los días de Hanukáh son días alegres y festivos en los que está prohibido ayunar.    Es costumbre comer en Hanukáh comidas fritas como "latkes" (croquetas de papa) y "sufganiot" (buñuelos), en recuerdo del milagro ocurrido con el aceite.

En algunas comunidades se acostumbra a realizar un banquete festivo.  Algunos mesiánicos nazarenos aprovechan la consagración y ungimiento de sus casas con aceite una vez más en recordatorio de la Presencia del Espíritu en los hogares.   Se re-dedican los hogares, las familias, las sinagogas, una vez más al servicio del Eterno

La Sevivón

El Sevivón (en hebreo) o  dreidel, es una pequeña pirinola de cuatro caras marcadas por letras hebreas que baila cuando se hace girar rápidamente.    Sevivón  viene del vocablo hebreo sov  que significa "girar".   Las cuatro letras son: Nun = Nes, Güimel = Gadol kusd, Hay =  Haya, Shin = Sham.   Unidas, quieren decir Nes Gadol Haya Sham, o "Un gran milagro sucedió ahí".   Esta frase hace alusión al milagro del aceite que perduró por ocho días para mantener la Menoráh encendida cuando los judíos recuperaron el Templo de Jerusalém y lo reconsagrarón.

Además para el pueblo judío, el dreidel posee un profundo significado histórico. Para ellos, el dreidel les recuerda cuando en el siglo II antes de nuestra era común, los griegos habían prohibido al pueblo judío el estudio de su libro sagrado, el Toráh.  Los judíos, sin embargo, continuaron el aprendizaje del Toráh en secreto, utilizando el dreidel como camuflaje.   Cuando veían que se acercaban sus opresores, escondían sus libros rápidamente, sacaban los dreidel, y así disimulaban que sólo se estaban divirtiendo con ellas.

Este relato suele contarse a los pequeños durante la época de Hanukáh, cuando las familias de fe judía se reúnen para conmemorar esta festividad.   Es costumbre jugar con el dreidel después de encender la Hanuquia (candelabro de 9 brazos), y de esta forma inculcar a los niños la importancia de mantenerse fieles a sus creencias y tradiciones bíblicas.   El dreidel cumple con esta misión de una manera tan simple como entretenida a la vez que refuerza la identidad de un pueblo de gran fe.   Se reparten regalos a los niños al final de Hanukáh.

Conclusión:

Muchos artistas se inspiraron para crear obras de arte que tienen como protagonista esta festividad.   Relatos, canciones, poesías, también acompañan desde hace más de dos mil años la tradición de la fiesta.   En Israel y en el mundo judío distintos juegos deportivos llevan el nombre de Macabí (Juegos Macabeos).    Hanukáh es una fiesta vigente que ha renovado su significado histórico en las luchas de Israel como fuente de inspiración y heroísmo, tal cual lo demostraron aquellos bravos macabeos.

En los hogares judíos se enciende el candelabro de 9 brazos especial para Jánukah, llamado también "Hanukia".   Los preceptos de Hanukáh son: encender las velas, dar lectura durante la semana al Hallel Hebreo: הלל‎  (Se leen los salmo 113 al 118) y "Al Hanisim". (Ver Sidúr de Hanukáh).

 

 
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