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  Definición Bíblica de Mesianismo
 

Mesianismo: Definición Bíblica

Introducción:

“Soy Mesiánico” es una expresión que se ha vuelto muy común en nuestros días, en aquellos cristianos que ahora han adoptado las raíces hebreas de la fe o el llamado judaísmo mesiánico o judaísmo nazareno, el asunto es entonces ¿antes no lo eran?,   Mesianismo para algunos grupos cristianos ahora “mesiánicos” se ha convertido en un nombre que identifica a los cristianos de las naciones fuera de Israel que han retornado a sus raíces y orígenes hebreos y en compañía del término “judío” es decir “judío mesiánico” a los judíos que ahora reconocen a Yeshúa como el Mesías prometido nuevamente surge la misma pregunta anterior ¿antes no lo eran?

El mesianismo constituye para la teología fundamental uno de los temas más característicos y al mismo tiempo de los más difíciles.   En él convergen tanto los resultados más heterogéneos de la investigación bíblica teológica como otros elementos, que se derivan del judaísmo, y datos particulares de la teología neo-testamentaria; todos ellos intentan de alguna forma realizar una síntesis en torno a este único centro.   Si para algunos el mesianismo representa un dato relativo en la identificación del propio credo religioso, para otros constituye más bien el elemento básico en torno al cual se mueve la novedad de la fe.   De hecho nos encontramos frente a un fenómeno que permite mantener unidos los llamados por el cristianismo Antiguo Testamento y Nuevo Testamento en efecto, el mesianismo es esencialmente signo de una esperanza que nunca falló.

Podría decirse que a la sombra del mesianismo transcurren casi cuatro mil años de historia religiosa.  Para los dos milenios primeros digamos que tenemos un pueblo que esperó de varias maneras la realización de la promesa que se le había hecho; para los dos milenios sucesivos, un pueblo con la promesa cumplida que hundiendo sus raíces en la esperanza antigua, proclama que se ha mantenido la promesa y que se ha realizado definitivamente en Yeshúa de Nazareth.   El fenómeno del mesianismo como realidad religiosa no es específico de Israel.  También se encuentran formas de mesianismo en el antiguo Egipto, en Mesopotamia y en Grecia. Sin embargo, es peculiar de cada pueblo y de cada cultura comprender, vivir y expresar fenómenos comunes con rasgos y mediaciones que son propios de cada uno.  En este sentido se puede decir que el mesianismo es una creación original de Israel, en cuanto que se realizó en las formas religioso-políticas del pueblo con ciertas características que lo especifican frente a otras formas mesiánicas.

El Mesianismo parte desde el Bereshit/Principio

Luego de la caída del hombre en desobediencia a la voluntad de Su creador, El Eterno pasó a darle la promesa de redención y restauración a través de una promesa y esta vino a ser la esperanza mesiánica del pueblo de Di-s como leemos en Génesis 3:14-15:

-          "Entonces YAHWÉH dijo a la serpiente: Por haber hecho esto maldita seas
entre todas las bestias y entre todos los animales del campo.  Sobre tu vientre caminarás polvo comerás, todos los días de tu vida.  Enemistad  pondré entre ti y la mujer entre tu linaje  su linaje: él te aplastará la cabeza  mientras acechas tú su calcañar."

Este pasaje del Tanak (incorrectamente llamado Antiguo Testamento) que anuncia la salvación, ha sido explicado por algunos como el primer anuncio de la venida del  Mesías.   Entonces desde aquí, El mesianismo es una tendencia de la teología sea judía o cristiana que se relaciona con una particular interpretación de la historia donde el cambio de un estado del desarrollo de una sociedad o grupo de creyentes será originado por la llegada de un "mesías" o héroe, al que corresponde el establecimiento de un nuevo orden que dará origen al mundo utópico.  Aunque el más conocido de los mesianismos es el de tradición judeo-cristiana, es frecuente su desarrollo en otros contextos, especialmente en aquéllos donde la opresión social es fuerte.

El mesianismo es un punto de convergencia entre las tres grandes religiones monoteístas (aunque no es exclusivo de éstas), el judaísmo, el cristianismo y el islamismo   Todas ellas tienen esperanza en la figura de un “Mesías” que vendrá para renovar el mundo y reivindicar la propia fe.    Para la tradición hebrea, El mesías es quien ayudará a liberar a Israel de sus enemigos y establecer su reino en todo el mundo.  Se puede así considerar el mesianismo, una corriente dentro del judaísmo que tiene la esperanza en la llegada de un mundo nuevo, de la mano de la obra de un descendiente de David.   Esta era mesiánica, restablecería el Templo de Jerusalém y desde allí el mundo sería gobernado.  Para otros, sería simplemente un tiempo de reformas sociales y mayor justicia.  En el caso de la corriente sionista, esta idea se realizaría en la restauración física de un estado judío en Palestina.

Para el cristianismo, el Mesías de las profecías del Antiguo Testamento, fue Jesús de Nazaret. Actualmente, el mesianismo cristiano, presente en algunos grupos religiosos, es una suerte de anhelo de un Nuevo Mundo cuya fase inicial se desarrollaría en el tiempo, y su perfección en la eternidad.   Como parte de ideología mesiánica, podemos identificar el Milenarismo que aparece ya en muchas religiones arcaicas, y se refiere generalmente a la creencia en la venida a la tierra de Di-s milenario y el reino de la paz en este mundo el cual termina con el juicio final.    El mesianismo islámico, por su parte, espera la venida del nuevo profeta y la renovación del género humano, contiene a la vez viva fe en la misión moral del islamismo y en la unificación de todos los pueblos.

Mesianismo en la Historia Bíblica:

El hebreo “Mashíaj”, con el correspondiente arameo “meshiha”, es el participio del verbo “masahah”, y significaungido”.   El griego la tradujo por “Jristós”, que quedó latinizado en “Christos y se castellanizo como “Cristo” y significa “untado”.   Indica con preferencia al rey o al sumo sacerdote, pero en algunos casos es utilizado para representar un sujeto con funciones especiales, como el profeta (Melajim Alef/1 Reyes 19:16) o un rey extranjero (Ciro: Yeshayahu/Isaías 45).   El Mesías es, por tanto, El ungido, el que actúa según la voluntad de El Eterno.  Como el óleo utilizado para la unción es un óleo especial, en conformidad con la ley (Shemót/Éxodo 30:22-32), igualmente el que es ungido con ese óleo es considerado como una persona a la que se encargan unas funciones especiales, o, mejor dicho, consagrada para realizar en medio del pueblo una misión específica. 

Para el llamado Antiguo Testamento, El Mesías tiene una connotación particular.  En torno a esta definición se esconden diversas ideas y diferentes aspiraciones.  El mesianismo indica ante todo una concepción particular de la historia proyectada hacia un cumplimiento; señala, además, la esperanza de una salvación que se dará, y refleja, finalmente, la espera de un libertador o el establecimiento de un nuevo sistema político.   Así pues, en torno al mismo término confluyen acentuaciones y significados diversos, que se mueven entre coordenadas de carácter religioso o de carácter político, típicas de un sistema teocrático.

Esta evolución de significados no permite tener un concepto absoluto y monolítico de mesianismo para el Antiguo Testamento; en la base, como si se tratara de un denominador común, sólo es posible ver el sentimiento de esperanza de un pueblo que en diversas épocas, bajo el cambio de las circunstancias históricas, concretó de este modo la aspiración a ser guiado por una persona justa e iluminada.   Una teología del Tanak (Pacto) (Antiguo Testamento), conservando esta pluralidad de significados, puede mostrar diversas teologías de mesianismo que se fueron formando a lo largo de los siglos. Pueden describirse cuatro por lo menos; real, sacerdotal, profética y apocalíptica.

a)     MESIANISMO REAL: Es ciertamente la idea que se impone sobre todo en la historia de Israel.   A partir de la profecía de Natán a David (2 Samuel 7:1-16), la dinastía real entra a formar parte de la tradición sagrada de Israel.   Los títulos que se atribuían anteriormente al pueblo para indicar su calidad de "elegido", "escogido", "consagrado" para rendir culto a Di-s, ahora se le aplican al rey.  Éste pasa a ser ahora el partner de una relación privilegiada con El Eterno, en el que se cumple una alianza nueva, signo de un compromiso renovado de Di-s de salvar a su pueblo.    Más allá de una concreción inmediata de la figura mesiánica, que podía sugerir el nacimiento del heredero del trono en la dinastía davídica, la profecía abre un camino que deja vislumbrar una promesa que supera aquel momento histórico especial y que se impone progresivamente en Israel como la esperanza de un empeño renovado de Di-s de intervenir en favor de su pueblo.

Los llamados "salmos reales" (Tehilim/Salmos 2; 18, 20; 21; 45; 72; 89; 101; 110; 132) son el ejemplo clásico de una relectura no ya solamente en clave política, sino también espiritual, de la esperanza mesiánica que se establece en Israel.  La figura del mesías real se transforma progresivamente hasta llegar a identificarse no ya con el último de la serie de reyes en la dinastía davídica, sino con el modelo del rey perfecto, de aquel que reinará según la voluntad de YAHWÉH.

b)     MESIANISMO EN LOS MINISTROS SERVIDORES DEL TEMPLO: El período posterior al destierro, con la muerte de Zorobabel, el último rey de la dinastía davídica; marca una nueva reflexión sobre la esperanza mesiánica.  La persona del sumo Cohen (Ministro Servidor del Templo), que empieza a condensar en sí mismo los poderes civiles, militares y espirituales (Zekharyah/Zacarías 6:9-15), representa ahora la mediación privilegiada tanto de la alianza como de la promesa de salvación.   Lo mismo que al rey davídico se le había prometido una alianza eterna, así ahora los autores sagrados insertan en las tradiciones la promesa de, un servicio ministerial eterno hecha a Aarón y a toda la casa de los Cohaním/Ministros Servidores del Templo. (Shemót/Éxodo 40:15; Bemidbar/Números 25:13)

Cerca ya del llamado período neo-testamentario, la derrota de los Macabeos volverá a proponer esta lectura mesiánica, confirmada en otros puntos por la interpretación que se daba a los textos encontrados en Qumran del doble mesías: el davídico y el "mesías de Aarón", que habría de ser el nuevo Cohen Ungido, el “árjiereús jtistós”, el mediador único y definitivo de la alianza.

c)      MESIANISMO PROFÉTICO: El profetismo es una realidad peculiar de Israel.  En las diferentes épocas históricas representa la conciencia crítica que vigila por la pureza de la fe.  Con la monarquía, los profetas serán signo de una autoridad superior a la del rey; en el período del destierro se transformarán en presencia consolatoria, y en la del post-exilio, en mensaje de esperanza.   El "día del Señor" es como la síntesis de su mensaje, ya que evoca al mismo tiempo la obligación de observancia de la Toráh (Instrucción o Ley Divina/Pentateuco) por parte del pueblo y la fidelidad inconmovible de YAHWEH a su promesa.   La figura de Moisés, que será siempre en la historia de Israel la imagen prototipo del profeta, marca también la esperanza de que en el futuro surgirá uno como él, capaz de renovar los signos y prodigios del Éxodo (Devarim/Deuteronomio 18:15-18), siendo este el cierre del Ministerio Profético y el cumplimiento de todas las profecías.

El año 585 antes de nuestra era común, constituye el momento culminante de la crisis del pueblo. En un solo momento, la historia de Israel parece tocar fondo y da la impresión de estar acabada.  La destrucción del templo, la deportación y el destierro, el hundimiento de la monarquía parecen destruir en un instante las esperanzas de siempre.   La figura de tres profetas: Yirmeyahu/Jeremías, Yejezqel/Ezequiel e Yeshayahu/Isaías son las únicas voces que surgen y representan una violenta apelación a la esperanza en la salvación, a pesar del sentimiento de desconfianza y del escepticismo más profundo que reina en los ánimos de todo el pueblo.  En relación con el cumplimiento de las esperanzas mesiánicas, la mirada se desplaza ahora ulteriormente respecto a la primitiva tradición real.  Se empieza a hablar de realización de la promesa, pero no ya en el orden de una descendencia davídica, sino más bien pensando en el pueblo entero (Yeshayahu/Isaías 55:1-5).

Yeshayahu es el profeta que nos ofrece más que los otros la imagen más adecuada a la esperanza mesiánica.  Partiendo de la propia experiencia vital, invita a mirar más allá de sí mismo para revelar la imagen de un profeta futuro que habría realizado plenamente la misión profética.   Dentro del "libro de la consolación" (Isaías 40-55) se encuentran cuatro pasajes de elevada poesía, llamados comúnmente los "cantos del Siervo de YAHWÉH".  No están todavía de acuerdo los exegetas sobre la subdivisión de estos textos; pero una lectura minimalista, que encuentra una aceptación general, nos presenta el siguiente cuadro:

a)     Primer canto: Isaías 42,1-4; en este texto se describe la misión del profeta: es un elegido, un "ungido", que ha recibido la misión de anunciar el derecho de YAHWÉH.

b)     Segundo canto: Isaías 49,1-6; se describe en él la respuesta del Siervo;' la difícil situación histórica en que se encuentra el pueblo hace eco a algunas indicaciones de carácter biográfico.

c)      Tercer canto: Isaías 50:4-9a; recordando el estilo de las lamentaciones de Yirmeyahu/Jeremías, el siervo expresa aquí su confianza en Di-s que lo librará de los sufrimientos.

d)     Cuarto canto: Isaías 52:13 y 53:1-2; señala la victoria del Siervo.

Progresivamente se van revelando los rasgos del sufrimiento del profeta: primero silencioso y dócil, luego cansado y humillado, más tarde maltratado y burlado, y, finalmente, tan desfigurado por el sufrimiento y los ultrajes que ni siquiera puede ser reconocido con un rostro humano.   Su sufrimiento y su muerte se describen como vicarios, es decir, como soportados en lugar del pueblo, para que la victoria y la salvación puedan llegar de modo definitivo.  La importancia de estos cánticos para la teología se determina por la lectura neo-testamentaria que de ellos se hizo.  En el intento de explicar el misterio de su propia muerte a la luz del acontecimiento salvífico, el mismo Yeshúa utilizó la figura del Siervo doliente como una peculiar mediación suya de revelación.

e)     MESIANISMO ESCATOLÓGICO: Con la inserción en Israel de la literatura apocalíptica, también la esperanza mesiánica adquiere una nueva mediación.   Las figuras que tienen que expresarla no se derivan ya del terreno de la historia particular del rey, del profeta, del Cohén o del pueblo, sino de la intervención de Di-s mismo.  El mesianismo escatológico se refiere, por tanto, a la misericordia de Di-s, que ha decidido intervenir finalmente para salvar al pueblo mediante su propio representante “El Hijo de Di-s”.   El llamado en el Antiguo Testamento “El Mensajero de YAHWEH” (Shemót/Éxodo 23:22; Bemidbar/Números 22:22-35; Malaakhí/Malaquías 3: 1-2), representa la concreción de la concepción apocalíptica en el período anterior al destierro.  

El ángel de YAHWÉH aparece en los textos sagrados bajo dos formas: en algunos casos se identifica con la presencia misma de Di-s (Bereshit/Génesis 16:11; 31:11) (Shemót/Éxodo 3:2); Bemidbar/Números 22:22-35); otras veces se distingue de él, pero representa a Su mediador más cualificado, hasta el punto de que desobedecer al ángel equivale a desobedecer a YAHWÉH (Shemót/Éxodo 23:22).

El segundo ejemplo es la personificación de la sabiduría (Mishlé/Proverbios 1:20-23; 24:10), de la que se ofrece una descripción que recoge en sí misma las funciones que eran específicas del rey, del sacerdote y del profeta.   En efecto, la sabiduría "predica" y "llama a la conversión" (Mishlé/Proverbios 1:20-23), actividad típica del profeta; presta su servicio en presencia de Di-s (Mishlé 2:4-10),  servicio peculiar del Cohén y finalmente, se la describe como "engendrada", "ungida" por Di-s (Mishlé 8:12-36), como al rey davídico.   La última figura es la del hijo del hombre en la visión de Daniyel/Daniel 7:13-14, que encontrará amplio eco en el uso neo-testamentario por el hecho de representar la única forma que se encuentra siempre y solamente en labios de Yeshúa de Nazaret para expresar la claridad de su conciencia mesiánica.

Conclusión:

Después de este análisis bíblico, podemos ahora definir que, mesianismo es esa esperanza mesiánica dada por Di-s a través de los tiempos de la llegada del Mesías, mesianismo es todo aquello que tenia, tiene y tendrá que pasar para que la llegada del Mesías y su reino puedan llevarse a cabo, entonces, Mesianismo, no es meramente un movimiento religioso donde los cristianos de postura tradicional se vuelven ahora “judíos de fe” y los judíos ortodoxos que aceptan a Yeshúa se hacen “judíos mesiánicos”.

Mesianismo es todo aquello que envuelve la obra del Mesías, incluyendo la salvación de la descendencia de los dispersos de Israel, la redención de la humanidad, como la Restauración del Reino de Israel.  

En conclusión a esto, todo judío que tiene firme su esperanza en la llegada del Mesías, es un “mesianista”  o “mesiánico” aunque este no crea que Yeshúa de Nazaret lo sea, así mismo todo gentil – extranjero- no judío que cree que Yeshúa es El Mesías está envuelto en el Mesianismo y no meramente los ahora llamados “cristianos con raíces hebreas”.   Usted como judío no necesita hacerse cristiano para ser “judío mesiánico” o usted como gentil/extranjero/no judío, no necesita hacerse “judío” para ser “mesiánico”, cierto es que el judío nos tendrá mucho que enseñar en cuanto a ciertas verdades que nos han llegado a nosotros como cristianos/mesiánicos hoy, pero no en todo el judío esta correcto, incluso muchos de ellos necesitan retornar a la fe de sus padres.   Usted necesita creer en Yeshúa de Nazaret como el hijo de Di-s, recibir a través de Él perdón a sus pecados, y vivir por medio de Él la Toráh aquello a lo que le llamo la voluntad de mi Padre que está en los cielos, cada día de su vida, esforzándose por agradar a Di-s y adquirir la vida eterna con eso es suficiente usted es “mesianista”.

Paz a Vosotros.

 
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