OR TESHUVA
  Restauración del Hombre
 

El Hombre Restaurado

Introducción:

Aunque Él Creador y Todopoderoso Padre desde el principió decretó la muerte para el pecador (Romiyim/Romanos 6:23) por su gracia (favor inmerecido) proveyó a los hombres una forma por el cual ser perdonados.   Ese plan de gracia es llamado “salvación”.    La palabra “salvación” representa la obra total del Eterno por medio de la cual Él rescata al hombre de la ruina eterna y la sentencia del pecado y le confiere las riquezas de Su gracia (Yonáh/Jonás 2:9)

Ciertos detalles y formas de esta empresa divina, han variado de edad en edad, por lo tanto estamos seguros de que comenzando con Adán y continuando con Yeshúa, aquellos individuos quienes ponen su confianza en YAHWÉH, han sido renacidos espiritualmente y hechos herederos de la gloria del Eterno en los cielos.

La Salvación: Antes del Madero de Yeshúa.

En su gracia, El Todopoderoso, entrego desde Adán una forma por el cual el hombre podría “cubrir” su pecado, la cual al tomar para sí un pueblo por medio del cual cumplir su promesa de redención final le entrego una Ley (Toráh – Instrucción) en la que El incluyo esta forma de pago por el pecado.   El Eterno entrego a Su pueblo Israel su sagrada ley.   Esta Ley está constituida en tres partes, esta la Ley Moral (la que nos describe lo que es bueno y lo que es malo, esto sí esto no, la norma de vida personal), esta la ley civil (las normas dadas a Israel para regirse como nación) y esta la ley ceremonial (los sacrificios que debían hacerse al quebrantar la ley moral).

El método divino de tratar con el pecado antes del madero de Yeshúa fue la expiación por medio del sacrificio de animales, pero estos sacrificios solo “cubrían” mas no podían “quitar” (Hebreos 10:4)   La sangre del sacrificio indicaba departe del que lo ofrecía su reconocimiento de la justa pena de muerte impuesta sobre el pecador por lo cual él era movido a “arrepentimiento” (Vayiqrah/Levíticos 1:4) en consecuencia para El Padre Eterno era una anticipación por la sangre eficaz que El Mesías derramaría en el madero, la “gracia” del Eterno venía sobre el transgresor por el sacrificio de animales.   Así que el transgresor israelita era cubierto de su pecado por la gracia de Dios en el sacrificio del animal en el derramamiento de su sangre  el cual para él como para El Eterno era una anticipación de la redención por medio del Mesías Yeshúa.   Por lo tanto era salvo por gracia de la misma manera que nosotros por medio de la fe (Hebreos 11) (9:13)

Esta es la parte de la Ley que cesaría (Hebreos 8:13, 9:1, 9-10), la ley ceremonial pero la ley moral sigue aun aplicable para la raza humana redimida (Hebreos 8:8-12) mientras que la ley civil ha sido el modelo por el cual hoy se rigen algunas naciones.

La Salvación: Después del Madero de Yeshúa.

Como el hombre no puede redimirse a sí mismo y en manera alguna redimir a su prójimo (Tehilim/Salmos 49:6-8) y los sacrificios de animales no pueden “quitar” el pecado sino solo “cubrirlo”, El Todopoderoso envió a su Hijo amado para redimir al hombre (Yojanán/Juan 3:16-17) sobre todo a Israel Su pueblo (Matityahu/Mateo 1:21) por ello la salvación es algo que debemos agradecer a los judíos (Juan 4:22) ya que a través del pueblo hebreo El Eterno fue cumpliendo sus promesas y las sigue cumpliendo hasta hoy.  La misión que El Padre dios a Su Hijo fue cumplida por éste, llevando una vida impecable (Kefas Alef/1 Pedro 2:22) para ofrecerla en rescate por muchos (Matityahu/Mateo 20:28) (1 Timoteo 2:6) y así fuimos rescatados con la sangre preciosa del Mesías como un cordero sin mancha ni contaminación (Kefas Alef/1 Pedro 1:18-19).

En Romiyim/Romanos 3:25 la palabra “remisión” tiene el significado de “pasar por alto” y es en relación con este significado que se declara que El Mesías demostró en su muerte, que El Eterno había sido justo en pasar por alto los pecados cometidos “antes del madero” y por los cuales la sangre de los sacrificios se había vertido pero Dios había prometido que enviaría al cordero que “quitaría” el pecado y en base a esta gran promesa había perdonado el pecado antes del madero y los está perdonando luego de él.   Por consiguiente por medio de la muerte del Mesías quedo demostrado que El Eterno ha sido justo en todo lo que Él ha prometido.

Romiyim 3:26, nos deja más que claro, como es que ahora El Eterno lleva a cabo la salvación del pecado luego del madero de Yeshúa, hoy lo único que se demanda es arrepentimiento y confiar en el sacrificio de Yeshúa.   Por medio del sacrificio de animales ya no hay remisión (Romiyim 3:20) es ahora por medio de experimentar el perdón de los pecados por medio de Yeshúa a través de la fe (Romiyim 5:1) y luego de esta experiencia nuestra vida está capacitada para vivir en santidad delante de Dios en obediencia a sus mandamientos (Romiyim 2:13).   Existe una fe falsa que no santifica ni justifica (Jacobo/Santiago 2:14-26) producto de la emoción o situación; la fe que verdaderamente acepta la gracia salvadora produce frutos de obediencia y santidad que incrementan continuamente, aunque en forma desigual e imperfecta hacia el carácter del Mesías producto del arrepentimiento (Carta a Galatiyim/Gálatas 5:5) (Carta a Efesiyim/Efesios 4:13) de esta manera la fe salvífica produce buenas obras (Carta de Jacobo 2:18)

Conclusión:

Según el Testimonio de Yohanán/Juan 1:12 ¿Qué debemos hacer para experimentar el amor y el plan de vida de Di-s para nosotros? ¿Cómo recibimos al Mesías según Efesiyim/Efesios 2:8-9? Cuando recibimos al Mesías Yeshúa experimentamos un nuevo nacimiento, es decir, que para El Eterno es como si apenas estuviésemos naciendo, sin haber hecho ningún mal, ni quebrantado su Toráh, esta es una nueva oportunidad que debemos aprovechar al máximo.

Recibimos al Mesías Yeshúa mediante una invitación personal (Apocalipsis 3:20), El recibir al Mesías en nuestras vidas, comprende un cambio de actitud hacia Dios, confiar en Dios para que el intervenga en nuestras vidas, perdone nuestros pecados y transforme nuestra existencia al someter nosotros nuestra entera voluntad a su voluntad divina ya expresada: La Toráh.   La vida dirigida por el “YO” tiene al Mesías fuera de ella o en segundo lugar y los intereses controlados por el ego del hombre resultan en discordia, frustración y desorden, mientras que la vida dirigida por El Mesías Yeshúa, mediante la palabra de Elohim, ponen al “yo” fuera del trono dejando que el único “YO SOY” BENDITO SEA SU NOMBRE, dirija y ordene los caminos de nuestra vida y cada interés bajo el control de Dios por su palabra ya revelada resultarán en armonía y propósito.

Si usted ha invitado al Mesías en su vida, usted debe estar seguro que Él ha venido a su vida, sino pídale a alguien le guíe para invitar a Yeshúa a su vida o haga esta oración:

 “Avínu Malkenu – Padre y Rey nuestro, que habitas en los altos cielos, hoy entiendo que soy pecador, que he vivido fuera de tu voluntad, que aunque he sido religioso eso no me es suficiente ni sirve para reconciliarme contigo, reconozco que he pecado, que he violado tus mandamientos y he desobedecido tus instrucciones divinas, y en consecuencia debo pagar con la muerte, sin embargo hoy se que me amaste en gran manera y enviaste a tu hijo Yeshúa para redimirme y comprarme y otorgarme perdón, salvación y redención.

Padre Celestial, hoy acepto y reconozco que Yeshúa es el Mesías, Rey y Redentor y pido y ruego que Yeshúa venga a mi vida, tome el trono en mi vida, renuncio al pecado, renuncio a toda maldición generacional, renuncio al dominio del diablo, renuncio al poder de las tinieblas, renuncio a todo pacto fuera de tu voluntad divina y recibo a Yeshúa como Rey y Redentor de mi vida, y por medio de su sangre recibo vida y libertad para ahora vivir a tu voluntad oh YAHWEH.

Yeshúa ven a mi corazón y transforma todas las cosas, se tu el rey, El Padre te envío por mí y para mí y hoy te recibo, querido Padre he recibido a Yeshúa, perdona mis pecados, borra mis rebeliones y escribe mi nombre en el libro de la vida, así mismo lléname del Espíritu Santo y escribe tus mandamientos, tus estatutos, tus leyes y tus preceptos en mi corazón, y hazme vivir y acatar Tu plan de vida: La Toráh, hoy soy Tu hijo y Tu eres mi padre, hoy recibo el linaje de Abraham, el linaje de David, el linaje de Yeshúa el Mesías.

En el Nombre del Mesías Yeshúa. Emén”

 

 
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